sábado, agosto 05, 2006

Mensaje Pastoral 2003


El llamado de Eon de Horus



Los sueños del aun joven Aleister comenzaban a tomar forma mientras el conocimiento místico de Europa se revelaba a su paso. Los inicios del siglo XX que lo llevaron a París, Egipto y México, entre decenas de países mas que lo acogían como a un iluminado, le dieron el conocimiento para fundar ordenes esotéricas que se extendieron por los puntos mas importantes del globo. Profeta conocedor de los rituales kylist, iniciaciones de la Golden Down, precursor de sectas luciferianas de su tiempo, Aleister Crowley anticipaba la decadencia del catolicismo y la llegada de una nueva era, la era del terror y de la sangre, del dios de la Violencia, la Era de Eon de Horus.
2000 años después de la venida de Jesucristo, inicia la decadencia del Dios sabio y como consecuencia la decadencia de su doctrina.

Poco antes de morir, dio a Chuchill la clave para derrotar a los nazis: dos dedos en lo alto formando una V como símbolo de Victoria. Los mas adentrados en el tema Crowley afirman que fue un pacto que simbolizaba en realidad los cuernos del demonio en lo alto. Crowley murió solitario, adicto al opio y en total olvido de sus adeptos.

Un siglo después la profecía de Crowley cobra vida. El reino de Eon de Horus nos cubre y hace que las mas excéntricas fantasías del Marques de Sade parezcan edulcoradas y anémicas carcasas de lo que los testigos del Apocalipsis podemos contar.

El señor de la guerra alista sus ejércitos para mandar al neolítico a los iraquís, mientras amenaza con cabezas nucleares al mártir coreano que sigue los pasos de su tirano.

La ficción política se ha visto rebasada de la misma manera. El poder de medios como CNN que tiene en sus redacciones y en sus mentiras el control de la política mundial, las revueltas sociales orquestadas por grupos multinacionales para apoderarse de las ultimas esperanzas de los jodidos, la reducción de la justicia y el humanismo.

Soldados en potencia de Horus, el llamado eterno a defender una tierra santa es mas peligroso que nunca. La tierra santa de hoy se reduce al capital, el que compra la dignidad humana y hace al hombre llegar al éxtasis divino. La tierra santa se introyecta en forma de poder, con la vocación de servirse y crear milicias para volverse una excepción a las reglas.

La tierra santa es la religión de los dioses de piedra, de sacrificios humanos, que exigen hambre y dolor, agonía y sumisión, desposesión de cuerpo, alma y pensamiento.

Jerusalén, la mas bella y mas codiciada de las antiguas ciudades ha visto desfilar el frio del hierro y el calor de la sangre.

El peso del hierro cae de nuevo, ligero y preciso sobre el ignorante. Un nuevo poder se emerge, dice una película muy de moda. El inicio de una nueva era, donde las tinieblas se apoderan mediante el miedo, la discordia, el anhelo de poder. La era forjada mediante el fuego y el átomo, que nos aproxima a la cuarta guerra mundial que preveía Asimov y los profetas de la ficción: la de un mundo de piedras y palos, del horizonte árido y muerto.

La oscuridad de Horus, la decandecia humana. El capital.

Frodo comienza a dudar si el camino ha valido la pena. Duda de sí mismo.

Para Sam, su fiel amigo y escudero, es como en las viejas grandes historias que nos contaban cuando niños. Hubo muchos momentos difíciles, muchos momentos de duda, en los cuales lo mas sencillo hubiera sido dejarlo todo, pero hubo algo que los hizo seguir adelante, algo que los hizo aferrarse, y llegar hasta el final



- Sam, ¿a que nos aferramos nosotros?

- A la posibilidad de que aun exista la bondad


La oscuridad del tercer planeta de un sistema solar de un solo sol, amarillo, parece que lo lleva a la aridez, pero solo esa esperanza es la que nos permitirá tener la posibilidad de ver un nuevo amanecer, donde el triunfo de esa buena voluntad por encima de toda tentación mundana nos habra redimido, y nos elevara a la altura de los dioses.

Suerte en este 2003

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