lunes, agosto 28, 2006

V de Victoria (Tercera Parte)


El ocaso de los idolos

Entonces vamos a construir idolos, y erigir estatuas en su honor y asi la gente se postrara ante ellos. Asi rezaba el relato que acompañaba un trabajo de fotografia hecho por un joven universitario. Colon, Conin, Carranza, Juarez. Eran algunos de los personajes incluidos en las 10 diapositivas necesarias para contar una historia.
Dia a dia, nos rodeamos de idolos a los cuales adoramos, sin darnos cuenta de ellos.
Que seria de un machete sin Atenco, o de Puebla sin su Gober Precioso.
¿pero estamos concientes de quienes son los escultores postmodernos del monumento al machete, o a la decapitacion policial?
No sorprende que en la epoca de la revolucion nanotecnologica y del Messenger, el mundo este mas desinformado que nunca. No solo el exceso de información satura e impide conocer, sino la creación de idolos virtuales, artistas de 15 minutos de fama (o de vergüenza), historias de lavadero enaltecidas al Pullitzer, y donde el videoescandalo se convierte en el mejor reality show de nuestra podredumbre.
Carlos Ahumada es enaltecido por un payaso de peluca verde al cargo de zar anticorrupción. El anticristo tiene nombre y se llama Diego Santoy Riverol.
A 4 dias de conmemorar el aniversario del huracán Katrina, que borro del mapa a la ciudad de Nueva Orleans, negamos la realidad de que 2 fenomenos meteorológicos rodean a Mexico, y nos preguntarnos porque llueve.
Y como la muerte es un tabu, negamos a Pluton (deidad romana equivalente al Hades griego) y lo borramos del mapa planetario, para degradarlo a algo menos.
Y como este es un mundo maravilloso, negamos que en Mexico haya ingobernabilidad, y decimos que todo es problema de una calle del DF que tiene plantones.
Y como negamos que existe otra realidad, la realidad se apodera de nuestra radiodifusora en Oaxaca, para cambiarse el nombre a Radio Cacerola.
Y negamos la pobreza, el hambre, el cambio climatico, la discriminación, la corrupción, la violencia, y lo encaramos diciendo que Es el Sistema.
El culto a la Imagen nos exige veneracion incuestionable a idolos de pacotilla, intrascendentes o fabricados, artificiales y convenientes.
Es mas cómodo beber Coca Cola y usar Levis y tenis Niké en la hamaca de la sala mientras ocurre la boda del Principe de Asturias, el heroísmo de 9 meses en el mar del no pasa nada, o el ejercicio de la teledemocracia musical Nacademica y su encuestitis celular.

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